sábado, 6 de febrero de 2010

Noún

De los personajes que deambulan en mi mente este es el que mayor espacio exige y es el único que logra cuestionarme sin tener conciencia de ello, pero sí sospechándolo. Noún habita ese mundo paralelo donde no hay nadie y donde la soledad aflora de los más insignificantes recovecos, pero no como una sombra maligna sino como un efluvio divino, me refiero a esa soledad que pregonaba Rilke, no a esa de la que hablan las estúpidas telenovelas. En el mundo de Noún las paredes y las carreteras se reproducen maquiavélicamente entretejiendo un laberinto sin final, en medio de esa maraña, metáfora de la existencia misma, Noún logra meditar, preguntarse, contemplar, filosofar. Después de dibujarlo yo me he quedado contemplándolo a él, y me da la impresión de que respira profundamente, cosa que a mi se me olvida hacer ¿quién contempla a quien? Es inevitable que aflore el efecto borgiano de las ruinas circulares, ese espejo frente al espejo que nos deshace y diluye en algo que aún estamos muy lejos de entender, pero Noún tiene tiempo de sobra y la paciencia necesaria para averiguar y comprender el asunto antes que yo (su dibujante) y no sé si él pensará lo mismo de mi....total...habrá una
muerte y quizá un túnel , entonces, reunidos todos, tal vez lo entendamos. Mientras tanto Noún aparecerá donde se supone que todos lo hacemos e intentará despertar la conciencia y sobreponerse al letargo.

Contemplor

Contemplor es un personaje que fue creado como la antítesis de Noún, esa es la supuesta intención, se trata de un yuppie cualquiera que deambula en el típico sin sabor de la cotidianidad, en una ciudad igual a la de Noún, trabaja en una oficina vulgar y corriente, sus pensamientos suelen ser aún más corrientes, cada vez que intenta reflexionar sobre la trascendencia de las cosas y uno cree que va a llegar a la iluminación, termina por elaborar conclusiones facilistas y casi siempre convencionales, de esas que ofertan en la tele de a dos por una. Contemplor es al igual que Noún un espejo, la diferencia es que este es de vidrio y Noún es de agua. Lo que quisiera de este personaje es que abandonara su cuadriculado esquema mental y se aventurara en las profundidades de lo desconocido, dejando atrás tanto banalismo,
esnobismo, fetichismo, materialismo, conformismo, etc, etc. Pero como su dibujante no soy capaz de ayudarlo porque no puedo exigirle a él aquello de lo que ni siquiera yo me he podido librar. Contemplor reacciona ante las señales que la vida sutilmente
le deja entrever, pero como la mayoría de nosotros, no tiene el fundamento, la disciplina o quizá la mística para dedicarse a la solución, de esa manera la inopia va estigmatizando con una cruz su rostro y él aunque lo percibe prefiere darle largas al asunto y pensar con ligereza que la cirugía plástica es la solución. Pero Contemplor aunque parezca víctima de la sociedad y sus condicionantes, tales como los medios de comunicación, la religión, el consumismo, el positivismo y el mercantilismo entre otros, no es más que víctima de si mismo, ¿acaso eso no es lo que
somos todos?.

viernes, 5 de febrero de 2010

Los Inquisidores

Es una serie sin protagonistas aparentes, constituida por puestas en página autoconclusivas que parecen no tener relación entre ellas pero que si se agudiza la lectura puede percibirse un entramado complejo y macabro con conexiones sublimes y anacrónicas donde un tiempo pasado parece instaurarse una y otra vez en el presente con nuevos matices y nuevas formas pero con la misma esencia. A algunos les puede parecer ¿¡ ácido ??!!...bueno, si, quizá un poco, fue hecho con ese ingrediente, ¿si un cómic no tiene el derecho de ser ácido , entonces, quien lo tiene? , realmente me alegra que este trabajo lo hayan tildado con ese calificativo, pero han de saber que sólo es así en apariencia porque sus profundidades son otra cosa. Es la historia que más investigación me ha exigido, sinceramente nunca esperé que tuviese aceptación y mucho menos que fuera comprendida, por lo tanto hago que camine lentamente.
Su supuesta “acidez”, no es por capricho del realizador sino porque el hilo de la trama así lo requiere.